Star Wars, el legado.
Era el año de 1989, una televisión SONY Triniton y una Atari 2600 adornaban el bife de la casa de una familia compuesta de varios adultos y por lo menos 9 a 10 niños y adolescentes en el barrio el trebol. Por ese entonces debíamos ver televisión en grupos y los horarios eran restringidos, novelas a las 3 p.m., noticiero a las 7 y finalmente novela otra vez a las 9, eran tiempos difíciles para quienes teníamos solamente una televisión.
Pero llegaba el fin de semana, los sábados en la mañana para quienes de ese tiempo tenemos memoria empezaba con banana split, los centuriones o alguna serie animada por el entonces Cartoon Network, que aunque parezca increíble de creer llegaba a nuestra televisión por antena de aire, y así transcurría la mañana y al igual que Cartoon Network teníamos HBO, todo el día películas. Pero lo importante de la historia además de recordar el antaño era que una tarde sucedió, algo cautivador, estruendoso, realmente nos impacto cuando lo escuchamos por primera vez, el intro del episodio 4; entre primos nos miramos y pensamos que era una película de corte cultural y quisimos cambiarlo, pero por un momento nos atrevimos a esperar y ver que iba a pasar con esas letras amarillas, entonces nos adentramos en el universo. Una galaxia de historias de Luke su familia y el solitario Obi Wan, de imperios y ejércitos rebeldes, del bien y el mal, de la fuerza a la oscuridad.
Nos pasábamos las tardes viendo los ciclos de Stars Wars, una y otra vez. Mientras nos creíamos los viajes a velocidad luz en el sillón de la sala y resultamos ser Jedi o Sith unos contra otros, pero el tiempo pasó y llegaron las series japonesas de ese entonces, los juegos, la cuadra y los amigos. Y así olvidamos por un momento todo eso que tiene Star Wars, toda esa historia, toda esa magia que atrapa. Fue entonces cuando tenía 11 años y volví a verlo de nuevo, aquel intro que me atrapo muy en mi infancia y recordé para volver a vivir nuevamente todos aquellos juegos e historias que pasaron en aquella época, y los Gi Joe pasaron a ser soldados del imperio, lo imaginamos y soñamos tanto que sagradamente leíamos la revista de programación de tv cable para saber cuando y en que canal iban a presentar de nuevo las sagas, y así se quedó en nosotros, en la universidad, en la vida.
Hoy veo a mis amigos, conocidos y personas apasionados de SW dejando este legado inmortal en los corazones de cada uno de nosotros, sobre las nuevas generaciones, siento que SW no es solo una historia, una película, es algo que deja en las vidas de quienes lo disfrutan un sentido a muchas de las acciones que realiza para su vida, para sus hijos, para la eternidad.
Debo decir que el legado no es las películas, ni los objetos materiales. Porque muy en el fondo de aquellos a quienes nos apasiona SW recordamos el momento en que viajamos a ese universo cuando niños, soñamos y jugamos, que se quedara para nosotros y todas las generaciones venideras, como un legado de vida y amplia percepción ante la vida.
Por, Hanerth Andrés Hernández. Nov 2014